Las ideas tienen consecuencias, como señaló el académico americano Richard M. Weaver. La Teoría Crítica lleva su esquema de creencias a ramificaciones de raza, género, feminismo, postcolonial, legal, etc. En el caso de Estados Unidos, la raza siempre fue un vehículo elegido para la penetración comunista, dada su experiencia con la esclavitud y sus secuelas. La Teoría Crítica de Raza se pulió en la década de 1950 y para cuando estalló el fenómeno de la contracultura en la década de 1960 con la entrada del posmodernismo en el marco filosófico mundial en la década de 1970, se había convertido en un manifiesto orientador para la acción de elementos radicales como el grupo terrorista Movimiento de las “Panteras Negras”.
Hoy, su vástago contemporáneo, “Black Lives Matter” (BLM), junto con su asociado simbiótico, “Antifa”, continúa la “guerra de liberación”. Aunque BLM, además de tener la Teoría Crítica de Raza como su motor primario, abraza la “interseccionalidad”. Esto significa que se suscriben a la noción de que existen múltiples “agravios de opresión” que caracterizan su causa. En el caso de BLM, esto incluye la Teoría Crítica Queer, la Teoría Crítica Feminista y la Ideología de Género.
La Comintern (Internacional Comunista) de la URSS se esforzó por equiparar las relaciones raciales en Estados Unidos a una expresión del escenario de la lucha de clases. Manning Johnson, un americano de la raza negra y antiguo militante del Partido Comunista USA, describió ampliamente en su libro Color, Communism, and Common Sense (1958), así como en testimonio extenso ante el Congreso, cómo la URSS y el movimiento comunista se aprovecharon y trataron de exacerbar las tensiones raciales para impulsar la ideología marxista en Estados Unidos. Además, Johnson fue extremadamente crítico con la NAACP.
-Julio M. Shilling for El American La NAACP, el marxismo y la raza como arma – El American